lunes, 7 de marzo de 2016

Todos los días son 8 de Marzo

Hoy hemos visitado el Museo de Cáceres, no con finalidad estética, sino como un acto relacionado con la reivindicación de la igualdad de géneros,  ya que mañana 8 de Marzo, es el Día Internacional de la Mujer. Cada una de las actividades en que hemos participado, ponen de manifiesto la diferencia que ha existido y sigue existiendo, en cuanto a la igualdad en la participación social de mujeres y hombres. También nos han descubierto algunos de los mecanismos, conscientes e inconscientes, que perpetúan esa situación de inferioridad de la mujer.
Hemos visto como los “estereotipos” nos engloban y nos marcan, como nos dejamos guiar por ellos para conseguir una mayor aceptación del grupo, como la que intenta ser ella misma y lucha se ve expuesta al rechazo. Ese control social hace que muchas veces seamos lo que los demás nos dicen que somos, y que nos olvidemos de lo que querríamos ser. Porque en realidad, nos enseñan a tener miedo a la libertad, miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad, miedo a la autonomía.
En “Las mujeres de verdad tienen curvas” se descubre como, una de las herramientas con las que se intenta mantener los roles tradicionales de la mujer, es la propia mujer: La madre, Carmen, obsesionada con el matrimonio, los hijos y su vejez, intenta convencer a su hija pequeña, Ana, para que asuma su “destino” y no ese camino liberal, que le llevará a romper ataduras y el modelo de vida establecido y buscar su salida en los estudios,  en una formación que le permita una vida mejor e independiente.
Las visitas  a las secciones de Arqueología, Etnografía y Bellas Artes demuestran claramente como a lo largo de la Historia a la mujer se le han designado papeles secundarios y se le ha apartado sistemáticamente de los puestos de responsabilidad y de poder en todas las sociedades y ámbitos. La Iglesia, las religiones, han tenido una responsabilidad de primer orden en esta situación de desigualdad, justificando, en nombre de Dios, el control muchas veces absoluto que las mujeres han sufrido de sus padres, maridos o hijos. Claro, que si lo pensamos bien, en la Iglesia mandan hombres y el papel que les asignan a las mujeres religiosas es claramente de segundo o tercer orden.
El problema es el machismo. Jean Auel, en su saga de “El Clan del Oso Cavernario”, defiende que hubo igualdad mientras que los hombres creyeron que el don de la vida era femenino, en el momento en que el hombre descubrió la relación entre el acto sexual y el embarazo, cambio la mentalidad masculina: Eran fuertes, eran cazadores y la vida también dependía de ellos, ¿por qué entonces compartir el poder con la mujer? Ahí comienza el patriarcado, que aún domina en tantas parcelas de la vida actual.
¡Ojalá nunca haga falta un “Día del Hombre”!, el feminismo no es el matriarcado, no defiende que los hombres sean propiedad de sus madres y luego de sus mujeres. Si tú apoyas la igualdad, es que eres feminista.

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