Camino a la Vida es una asociación sin ánimo de lucro, que no discrimina por procedencia, cultura, raza o religión y que lucha día a día por dar respuestas a las necesidades de las personas con problemas de adicciones y drogodependencia.
Acoge de MANERA GRATUITA a personas del género masculino, ofreciéndoles un hogar, tutoría legal y un periodo de recuperación en el que se les enseña una profesión y reciben terapia de grupo compartiendo las experiencias vividas. También dispone de un programa de voluntariado. Su Programa de Rehabilitación y Reinserción Social está marcado por unos objetivos de actuación muy definidos, basados en la Ley de Prevención, Asistencia y Reinserción de las Drogodependencias de nuestra Comunidad Autónoma, El Plan Integral sobre Drogas y otras Conductas Adictivas (PIDCA) y el Programa de Intervención en Comunidades Terapéuticas de Extremadura.
La asistencia y rehabilitación es en régimen de internado y a los usuarios se les proporciona una atención integral: Sanitaria, psicológica, social, judicial, formativo-ocupacional, de ocio y tiempo libre y de inserción social laboral. En el área sanitaria, trabajan en coordinación con los Centros Asistenciales de Drogodependencias (CEDEX) de Badajoz y Mérida, que se ocupan del seguimiento de la salud y de la formación en educación para la salud. Además trabajan la motivación, la prevención de recaídas o las estrategias de autocontrol y promueven la inserción social mediante talleres de mecánica, agricultura y pintura. Entre las actividades de ocio y tiempo libre incluyen actividades deportivas dentro del proyecto "Aúpa la vida", convivencias y salidas programadas. También disponen de un servicio de asesoramiento y seguimiento de causas jurídico-penales
La importancia de este tipo de asociaciones, mi información es cercana, es incuestionable. Pese a sus carencias y posibilidades de mejora, ocupan un espacio asistencial al que muchas veces la sociedad no da respuestas, su labor entra en un problema ingrato, difícil, muchas veces no reconocido y lleno de prejuicios (Cuantas veces he oído en mi pueblo, ¡Ah!, sí, donde los drogadictos). Sin embargo, dada la escasez de centros públicos que se ocupen de esta problemática, sin este tipo de asociación muchos individuos no tendrían salida, estarían condenados a la desesperanza, a la calle, expulsados de la sociedad y empujados al abismo.
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