lunes, 14 de marzo de 2016

Sus derechos también son humanos

La tercera edad es uno de los grupos más numerosos que se enfrentan diariamente a la exclusión social. La disminución de su capacidad adquisitiva, la soledad, el aislamiento, el sedentarismo, la vulnerabilidad, la dependencia, la discriminación por razón de edad o las cargas, ocupaciones y responsabilidades derivadas de la crisis económica, son algunos de los problemas con que se enfrentan. Además, muchas veces, los avances de las nuevas tecnologías les hacen sentirse torpes para adaptarse a una nueva sociedad, que por ser mayores, les considera con unas capacidades de aprendizajes mínimas.

Es verdad que España, respondiendo a las exigencias del Art. 50 de la Constitución, ha puesto en marcha una serie de servicios y de prestaciones que van desde las pensiones de jubilación a la red pública de servicios sociales. Pero se quedan insuficientes ante el envejecimiento de nuestra población y el incremento de las necesidades y demandas que plantea este colectivo.
En la solución de este problema la labor del Educador Social es imprescindible, pero requiere conocer qué es lo que sucede, cuál es la realidad de los ancianos; y a partir de ahí, establecer las acciones oportunas que posibiliten una mejora en la calidad de vida: Intervenir descubriendo causas de exclusión, denunciar las situaciones de injusticia y la desatención, sensibilizar a los agentes sociales dando a conocer la realidad de los ancianos, fomentar su participación activa e integración social ofreciendo  proyectos, valorar sus conocimientos y experiencia como referencia hacia los más jóvenes, o sumarlos a los servicios de la comunidad sirviendo en cargos apropiados a sus intereses y capacidades, ya que para que se sientan integrados en la sociedad, es necesario que tengan una participación activa en sus proyectos.

En la solución de esta problemática los Centros de Día, las Residencias de Mayores o los Hogares de Pensionistas son fundamentales, también actividades de manualidades, deportivas o de ocio o clases de lectura-escritura e informática.  Pero hay casos a los que estas instituciones y herramientas no llegan, casos que la labor de voluntarios de asociaciones como “La Cruz Roja” ayuda a solucionar a través de distintos programas: Ayuda en el hogar, visitas diarias de acompañamiento, transporte al hospital, o actividades y paseos de reunión que permitan ampliar la vida social de nuestros mayores. A veces, la labor social de estos voluntarios solo ayuda a paliar la soledad, pero con tan poco hacen  la vida más feliz a cientos de personas.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario