lunes, 4 de abril de 2016

La Educación Ambiental también es Educación Social

Las relaciones entre los individuos y la Naturaleza son cada vez más contradictorias, ya que las sociedades crecen y se desarrollan a expensas de los recursos naturales, pero al mismo tiempo los destruyen de manera inmoderada.


Si una de nuestras tareas es promocionar la inserción socioambiental, para contribuir al desarrollo local y regional, generando una inserción social, digna y productiva de las personas y los grupos que viven en situación de vulnerabilidad, el Educador Social no puede ser ajeno a los problemas que afectan al Medio Ambiente. Este, no es solo un conjunto de componentes físicos, químicos o biológicos, sino que comprende todo el sistema de valores naturales, sociales y culturales existentes en un lugar y en un momento determinado, valores que influirán en la vida del ser humano actual y en el de las generaciones futuras.
Nuestro Grado dispone de una asignatura llamada Educación Ambiental, en la que se nos facilitan capacidades, herramientas y recursos adecuados a las necesidades educativas que se derivan de un modelo social centrado en el desarrollo sostenible. Sin embargo, este es uno de los ámbitos de intervención menos activo en nuestra actividad, por lo que se hace necesario un impulso organizativo en la dirección de la convergencia entre estas dos disciplinas, una concurrencia que formara verdaderos Educadores Socioambientales. Nuestra actividad debería disponer de una preparación especifica y completa que nos capacitara para realizar actividades relacionadas con la conservación y recuperación del Medio Ambiente, diseñarlas, o desarrollar y/o implantar procesos educativos en los cuales la “dimensión ambiental” fuera un referente significativo.
Ayudar a adquirir mayor sensibilidad y conciencia sobre la Naturaleza y sus problemas conexos, obtener una comprensión básica de del Medio Ambiente en su totalidad y de la presencia y función de la humanidad en él, inculcar valores sociales y un profundo interés que impulse a los individuos participar activamente en su protección y mejoramiento, evaluar medidas y programas de educación ambiental en función de los factores ecológicos, económicos, estéticos y educacionales, deberían ser una parte ineludible de nuestra formación.


A veces se nos olvida, pero las consecuencias que puede traer el abandono del medio ambiente pueden ser catastróficas. Como Educadores y Educadoras Sociales tenemos mucho trabajo que hacer por el entorno natural. También tenemos mucha responsabilidad con las generaciones futuras si queremos dejar un mundo medianamente digno, un mundo en el que se pueda seguir teniendo una vida que merezca la pena vivir. 

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